
Estoy leyendo teorías de física cuántica, que es como abrir la puerta de casa y encontrarse el felpudo flotando en mitad de la galaxia y durmiendo en él, un gato que vaya uno a saber si está vivo o muerto. Nada es seguro, todo es cuestión de probabilidades. Los átomos pueden estar aquí y allí al mismo tiempo. Un tiempo que no existe como medición absoluta, es parte de una especie de red invisible, el “espacio-tiempo” o al menos eso he creído entender de lo que he leído. Aunque no estoy muy segura de que los científicos no se fumen un porrito después de comer y vayan algo “inspirados” al trabajo. Son teorías tan fantásticas que uno mira a su alrededor y se pregunta si lo que ha tomado siempre por real y tangible no es más que un escenario de teatro, la dimensión en la que vivimos, una de tantas posibles y el tiempo algo que nos hemos inventado para definir distancias. Uno duda de todo después de leer estos libros. Hay que tener la mente predispuesta a admitir los disparates más estrambóticos para conseguir entender algo y si uno no es parte de los “iniciados” todo es un asunto de fe. Si los científicos lo dicen…será verdad. Los dioses se han bajado del altar para dejar que suban a él los científicos. Al menos estos tienen algo más de entidad física, algo es algo.
Particularmente me han fascinado lo que llaman, “saltos cuánticos”. No tengo la menor idea de lo que son, pero mi imaginación se enciende y pasa de un estado físico a otro sin transición ninguna y por la rendija de luz que se abre empiezan a entrar todo tipo de imágenes y elucubraciones algo menos fantásticas que las científicas, pero probablemente igual de posibles. ¿Habrá otras dimensiones en las que los muertos sigan vivos y nosotros estemos ya criando malvas? ¿Pueden comunicarse estas dimensiones paralelas? ¿Si esto puede ser, cómo entender tiempos simultáneos y diferentes?
Personalmente, la única manera que tengo de saber cómo es un mundo sin tiempo es en sueños. La única referencia que tengo del tiempo mientras sueño es la sensación de que llego tarde, pero nunca miro un reloj en ellos, no percibo meses ni años, todo pasa en el mismo momento. Todos los tiempos de mi vida conviven alegremente y jamás me veo la cara, con lo cual no sé qué edad tengo salvo por la actitud de los otros hacia mí. En general sueño como si fuera una cámara de cine, todo lo veo desde detrás del objetivo, aunque el objetivo siente como siente el cuerpo, tanto para bien como para mal.
Hace poco soñé que el hijo de un vecino era una mano que vivía apoyada en una mesa. Ayer vi en otro sueño a un hombre tallado en trozos cuadrados de carne, como si fuera una escultura o un personaje de Bacon. Todo con una perfecta sensación de normalidad. Tengo la certeza de que mi cerebro derecho ha dado un golpe de estado y mantiene acogotado al izquierdo en cuanto me duermo. Apenas cierro los ojos y una librería llena de libros flota en el mar o un señor saca de su tartera una gran cucaracha tostada con azúcar y se la come parsimoniosamente en un banco. No hay término medio. Es como pasar en una fracción de segundo de una partida de ajedrez de Bergman a una cocina de Almodóvar y así todas las noches. Un salto cuántico entre mi estado de vigilia y el del sueño, vaya.
Qué le voy a hacer, las cosas son así; mi cuerpo se rige por la física de Newton, pero mi mente tira al monte cuántico.
Subatómica que es una…