Los jóvenes han dormido a la intemperie y la noche lluviosa de Mayo les ha probado. Pero los cartones húmedos deshechos por el agua son poca incomodidad para el que quiere cambiar la historia.
No hace falta ser un gran analista para saber que la rabia va creciendo como un herpes en el termómetro social cada vez que:
1- Se escucha a un presidente socialista defender a los bancos cuando embargan pisos y en el colmo de la codicia, pretenden seguir cobrándolos sin aceptarlos como pago de deuda
2- Cuando nos enteramos de los beneficios astronómicos e impúdicos conseguidos por éstos después de exigir la ayuda de todos para supuestamente «salvarlos»
3- Cuando los gastos absurdos en campañas electorales que no persuaden a nadie podrían ayudar a miles de familias desesperadas por verse hundidas en ese pozo sin fondo de los «olvidados» del sistema
4 – Cuando oímos que los votos de un millón de personas no cuentan como un millón de votos y nos condenan así a un callejón sin salida cada cuatro años
5 – Cuando los «untados» visten de nuevo sus trajes sublimes y se pasean triunfantes sobre los irredentos y magullados cuerpos de los jueces íntegros y asombrosamente valientes que se atrevieron a perseguirles
6 – Cuando los reyes del inmenso pelotazo que ha destrozado el paisaje de este país, convirtiéndolo en un escenario vulgar y feo, siguen veraneando en Marbella y esperan como lobos agazapados que vuelva su momento
7 – Cuando comprobamos que las grandes apisonadoras energéticas mundiales (cuya infraestructura ha costado demasiado para reducirla ahora por un «quítame allá un planeta») reducen a polvo cualquier esfuerzo por generalizar energías alternativas que son nuestro único futuro
8 – Cuando nos enteramos de que a ojos de los hacedores de esta crisis (secretarios del Tesoro, consejeros económicos en activo, poderosos aún y siempre) tenemos la misma escala que las hormigas que invaden los parques en primavera y la misma importancia
9 – Cuando encima critican la protesta por ilegal…¡Qué ironía! ¡Qué chiste tan malo!
Motivos no faltan.
¿Qué soluciones aportan? De momento no es ése su cometido, sino protestar, levantar el puño y perturbar el sueño para dejar bien claro que si el sistema quiere pasarles por encima, por lo menos no será en silencio. Son «ellos» los que tienen que aportar soluciones, son «ellos» los que tienen que mantener promesas, los que tienen que vivir a la altura de sus ideologías. Debemos exigírselo.
No podemos permitir que los que viven aceptando prebendas se crean respetables. No lo son. Son chorizos.
No podemos permitir que los que nos convencieron de su honestidad disculpen al capital y lo protejan.
Los árabes se han levantado contra infinidad de dictaduras.
La nuestra es el capital incontrolado y su acción es devastadora.
¡A Sol todos, hoy! Mañana siempre es tarde.
«Ya es tarde»; pocas sentencias más tristes que ésta, cuando estuvo en nuestras manos que no lo fuera.
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