HOMO ¿SAPIENS?

Hoy termina un año y empieza otro que es lo mismo que decir que hoy se termina el aire que respirábamos y mañana, por tanto, respiraremos otro distinto. Absurdo, pero es la manera que tenemos de saber cuánto llevamos con nuestra pareja, en qué momento han pasado los desastres habituales que provocamos como especie y cuánto falta para las próximas elecciones en, por ejemplo, ese país en caída libre que se llama Estados Unidos.

Pero ¿qué pasaría si no contáramos los años? Los animales viven así, libres de la dictadura del reloj. Soportan la nuestra, que es más feroz. Pero el tiempo es para ellos un río continuo, en el que los hechos vitales se suceden como olas infinitas, unas iguales a las otras, sin importar en qué momento rompió contra la orilla esta o aquélla.

A veces envidio esa inconsciencia animal. Esa serenidad del gato dormido al sol, sin más preocupación que la de no ser molestado en su siesta. Viviendo el momento en el momento. Ahora toca siesta, ahora toca caza, ahora aparearse, ahora siesta otra vez. Nosotros nos complicamos la existencia demasiado. Tememos todo tipo de eventualidades. La guerra, la destrucción, la vejez, la soledad, la enfermedad, el aburrimiento, el fracaso profesional, la miseria, la muerte, y tememos la llegada de todas estas posibilidades no solo por nosotros mismos sino por nuestra descendencia, lo cual quiere decir que nos pasamos la vida temiendo. Este año tenemos nuestras necesidades cubiertas, pero ¿qué pasará dentro de diez años? Este año tengo pareja, pero ¿durará o se terminará como la anterior en cuanto vivamos juntos? Tengo trabajo, pero sólo durante un año ¿cómo puedo planear mi futuro con un contrato temporal? Mi hijo tiene una carrera, pero ¿podrá ganar suficiente si no aprende idiomas?

Nuestra conciencia de futuro nos llena de terrores cotidianos.

Somos como esas arañas que tejen su tela para que vuele en el aire y termine agarrándose a las ramas del otro lado del río. Solo que nosotros tejemos nuestros miedos y los lanzamos hacia el futuro construyendo nuestro presente para eludir lo que aún no ha pasado y tal vez no ocurra nunca.

Somos seres construidos desde el miedo y como sabemos lo que eso significa hay muchos entre nosotros que se dedican a extender ese miedo cuando el azar y la ambición les da poder. Como la araña, nos atrapan en su tela de temor. “Grandes” (¿?) hombres que después aparecerán en los libros de historia. Nombres de bufones gigantescos cuya sombra cubre de dolor extensas zonas del planeta y de temor a las que en esos momentos se libran de ellos.

La ambición es una palabra que solo usamos nosotros. Los gatos y demás animales, con tener un rincón soleado donde tumbarse panza arriba tienen suficiente.

¿Y nosotros somos los “sapiens”?

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